sábado, 21 de mayo de 2011

Concurso sobre redacción del Ampa



En los cortijos, en las casas, al aire libre siempre se han contado chistes, historias, retahilas, poesías...



Yo os voy a contar una poesía que me ha dicho mi abuela:


Antes éramos los viejos,


ahora la tercera edad,

y dicen las malas lenguas, que no servimos '' pa ná ''.





Hemos criado a nuestros hijos


y a los nietos también por igual

y siempre estamos dispuestos,


lo que nos pidan por igual.







Yo ahora os voy a contar un romance:


Era una joven guapa, de una familia muy rica. El novio la abandonó al saber que estaba encinta. El padre así que se entera de la manera que estaba, la cogía del brazo y a la calle la echaba. Ella viéndose desamparada se fue a casa de su madrina, la cual la recibió como si fuera su hija.


Carmela no le falta nada y siempre está llorando de ver que el porvenir ya se le iba acercando. Aunque a ella no le falta nada, de Rogelio se acordaba y con mucha ilusión quiso escribirle una carta que él con cariño le contesta:



- Dime cuando nazca el niño.



Veinte días tiene el niño y aún no estaba bautizado, porque Carmela quería que Rogelio viniera a acompañarla. Carmela lo citaba en el jardín de su casa, Rogelio acudió a la cita que Carmela le había dado y se la encontró en el jardín apoyadita en un árbol. Con su risa en los labios dijo Rogelio:


- Soy yo acércate y ve a Rogelio el fruto de nuestro amor.




Rogelio se fue acercando dando besos al niño y de vez en cuando decía:




-Que desgraciado has nacido;



-Rogelio no digas eso, no maldigas a tu hijo, acuérdate cariño del juramento que los dos hicimos.



- El juramento que te hice todo te lo hice en vano, tú te quedas con tu hijo y yo me lavo las manos.

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